18 November 2012

Reultados del plebiscito en Puerto Rico - Un Análisis de un experto

Las elecciones de 2012: datos y lecciones




Ángel Israel Rivera
Especial para CLARIDAD 

El autor es catedrático en el Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.
Comentarios a: angeisra@hotmail.com


Las elecciones de 2012 trajeron sorpresas, resultados inevitables e importantes lecciones. En este escrito me propongo: (1) Calcular el peso específico del apoyo de los independentistas no afiliados en la victoria electoral del PPD; (2) Demostrar que no es correcto ya, si alguna vez lo fue, que sólo el PPD necesita de votos “externos al partido” para poder ganar elecciones en Puerto Rico. Esto es un fenómeno que se observa tanto para el PNP como para el PPD; (3) Reconocer la importancia de las alianzas, no sólo para el triunfo del PPD en San Juan, sino también para la victoria del propio Alejandro García Padilla en el plano nacional; y (4) Ilustrar con una tabulación el asalto a la democracia que significa que el PNP pretenda despojar de su derecho al voto a más de 400, 000 Populares que votaron en blanco en la segunda pregunta del plebiscito, o en ambas preguntas.



La lección a aprender es sencilla: no se puede adelantar realmente ninguna causa política a base del engaño, la manipulación estadística ni a base de esculpir fantasías en las mentes de la gente con una “mayoría” realmente inexistente.

El independentismo no afiliado y la victoria del PPD

Algunos han dicho que la victoria nacional del PPD se debió también al apoyo de sectores externos al PPD, sobre todo independentistas. De hecho, contrario a Fortuño que comparado con su desempeño electoral de 2008 obtuvo en 2012 132,666 votos menos que en las elecciones anteriores, Alejandro García Padilla obtuvo en 2012 70, 224 votos íntegros más que los que obtuvo Aníbal Acevedo en 2008. Muy probablemente, la mayoría de esos 70, 224 votos íntegros adicionales para el PPD en 2012 provinieron de votantes habituales del PPD que se desmovilizaron en las elecciones de 2008 pero regresaron al PPD. Otra parte, sin embargo, se debió al apoyo al PPD por parte de los independentistas no afiliados al PIP. ¿Qué nos dicen los datos electorales sobre cuántos votos pudieron haber aportado los independentistas no afiliados al triunfo del PPD en 2012?

Afortunadamente, para hacer el cálculo contamos con los datos de la consulta sobre el estatus político. Dicha consulta evidenció, según datos oficiales de la CEE, 72, 551 votos por la independencia. Obviamente, esos votos procedieron tanto de Pipiolos como de independentistas no afiliados al PIP. Los votos íntegros por el PIP en la papeleta de Gobernador y Comisionado Residente ascendieron a 35, 891. Si restamos ese número del total de votos por la independencia en el plebiscito, sabemos cuantos independentistas no pipiolos participaron en estas elecciones. Esto nos da un total de 36, 660 electores (72, 551-35, 891 = 36,660). Ése es el número exacto de votantes independentistas no afiliados en 2012. No cabría suponer que todos ellos votaron por Alejandro García Padilla y el PPD, pero sí es razonable suponer que la gran mayor parte de ellos así lo hicieron. Aun si supusiéramos que todos los 10, 223 votos mixtos que obtuvo Juan Dalmau (PIP), los 2, 453 votos mixtos que obtuvo Arturo Hernández del MUS y los 5, 908 votos mixtos que obtuvo Rafael Bernabe del PPT provinieron de esos 36, 660 independentistas no pipiolos —lo cual es una suposición exagerada— todavía quedan unos 18, 076 votos de independentistas no afiliados que seguramente fueron a respaldar a Alejandro García Padilla. Es, decir que el independentismo no afiliado estuvo aportando muy probablemente entre 20, 000 y 25, 000 votos al triunfo del PPD. Es un volumen de peso porque supera la cantidad de 14, 711 votos por los cuales García Padilla venció a Fortuño Bourset. No obstante, esos 20, 000 votos más o menos que probablemente respaldaron al PPD desde el independentismo no afiliado, fueron al mismo tiempo una mínima parte de los 70, 224 votos más obtenidos en 2012 por García Padilla comparando con los obtenidos por Aníbal Acevedo en 2008.

Los datos mismos evidencian esta lección: el triunfo del Partido Popular en 2012 se facilitó sin duda por votos provenientes del independentismo no afiliado, pero, en una cantidad o proporción mucho mayor, dicho triunfo resultó del regreso al redil del PPD de Populares desmovilizados en 2008. Adicionalmente, se sabe que hubo una proporción, por ahora indeterminada, de votos mixtos provenientes de electores del PNP hacia la candidatura de Alejandro García Padilla. Por lo pronto, los datos parecen sugerir que el PPD se benefició principalmente de las siguientes condiciones para ganar por estrecho margen: (1) Captación de votos PPD que se habían desmovilizado en las elecciones de 2008; (2) Aporte del voto íntegro o mixto proveniente de los independentistas no afiliados; (3) los votos mixtos para AGP provenientes de electores del PNP y (4) y más importante de todo: al PPD le benefició que a Luis Fortuño Bourset se le desmovilizaron o cambiaron 132,666 votos íntegros que sí obtuvo en las elecciones de 2008 (Suma algebraica:840, 906 -973, 572 = -132, 666).

No es solamente el PPD: Ambos partidos dependen de votos externos para ganar las elecciones.

De este análisis se infiere una conclusión importante: No es cierto que sea únicamente el PPD el partido que depende de votos externos para ganar las elecciones. La teoría del corazón del rollo PNP mucho más grande que el del PPD amerita una revisión. La realidad demostrada por los datos es que no parece haber muchos votos seguros para ninguno de los dos partidos principales en estos tiempos del bipartidismo cerrado del siglo XXI. Varios factores explican este fenómeno: (1) el creciente abstencionismo electoral; (2) la emigración; y (3) la volatilidad de muchos votantes, de lado y lado, quienes son capaces de apoyar a un partido u otro dependiendo de las circunstancias específicas de cada elección.

Enfrentemos entonces las cosas como son, según la elocuencia de los propios datos. Luis Fortuño Bourset no sólo perdió más de 132,000 votos entre 2008 y 2012 sino que demostró necesitar urgentemente los votos mixtos. Tanto es así que no ganó estas elecciones porque no le llegaron más votos mixtos. Fortuño, de hecho, obtuvo menos votos mixtos que García Padilla —17, 455 para Fortuño o 2% del total de sus votos, frente a 33, 438 para García Padilla, o 3.8% del total de votos recibidos por el candidato a Gobernador del PPD. Esos 17, 455 votos mixtos a favor de Fortuño para Gobernador en 2012, le sirvieron para que la elección fuera más cerrada, pero no para ganar. Fueron insuficientes. Lo cual significa que para ganar, habría necesitado más. Conclusión: el PNP también depende de un apoyo externo al “corazón del rollo” y por la misma razón que el PPD: la desmovilización masiva de su propia gente. Como señalé en varias ocasiones con antelación a los comicios, perdió las elecciones aquel de los dos partidos al cual se le desmovilizaron más electores. Para reforzar la evidencia que sustenta esa conclusión examinamos otro dato: Luis Fortuño ganó la gobernación en 2008, en parte, gracias a un total de 41, 280 votos mixtos, es decir, de votos de “fuera de su propio partido”. Si García Padilla recibió ahora la ayuda de 33, 438 votos mixtos de fuera de su partido, Fortuño Bourset ganó en 2008 con la ayuda de 7,842 más votos mixtos que los recibidos en 2012 por García Padilla. Así, se hace sal y agua la fallida teoría —basada en impresiones y no en el análisis comparativo de los datos— de que porque el PNP supuestamente tiene un “corazón del rollo” mayor que el del PPD no necesita votos externos para ganar elecciones mientras que el PPD sí los necesita. La realidad es otra: ambos partidos necesitan apoyo más allá de sus votantes habituales para ganar las elecciones.

Carmen Yulín Cruz y su triunfo en San Juan

La realidad de que ambos partidos necesitan de votos externos para ganarle a su contraparte o adversario en el bipartidismo cerrado, va a promover una creciente importancia de las alianzas más allá de los linderos partidistas. El mejor ejemplo de lo que habrá de acontecer en el futuro lo tenemos ya hoy encarnado en el triunfo electoral sorpresivo de Carmen Yulín Cruz en San Juan. Esa victoria se debió a dos factores principales que portan importantes lecciones para los demás políticos del país. Primero que nada, hay que reconocer el tesón, la abnegación, el amor por la ciudad y la entrega total de Carmen Yulín Cruz al esforzarse con gran entusiasmo por obtener la Alcaldía para transformar a San Juan. No para encumbrar su ego, sino todo lo contrario, para crecer en humildad a medida que veía cara a cara los problemas de las diversas comunidades. Su contacto con la gente fue el mayor activo de su campaña. Y en segundo lugar queda evidenciada la importancia de su disposición a forjar una red de alianzas mediante compromisos conversados, dialogados, escritos y firmados, con personas y grupos de otros partidos e ideologías. El triunfo de Carmen Yulín deja la gran lección de lo que se logra cuando los puertorriqueños nos unimos a trabajar juntos. Y porta consigo la esperanza de que acá también, como en el Municipio Autónomo de Caguas bajo el liderazgo visionario de William Miranda Marín, se gobierne “con el Pueblo” y no meramente “para el Pueblo”, se gobierne con esa nueva forma de gobernar que es la gobernanza democrática y solidaria basada en un modelo colaborativo intersectorial. La apertura a las alianzas formales con electores no Populares se evidenció también en las campañas de Ramón Luis Nieves, electo Senador por el distrito de San Juan y en la contienda electoral por la alcaldía del municipio de Hormigueros.

Es cierto, además, como demostraron los datos presentados anteriormente, que el voto proveniente de diversos sectores, sobre todo de los independentistas no afiliados fue importante en el triunfo nacional de García Padilla. Hubo una gran diferencia, sin embargo, con la situación en San Juan trabajada por Carmen Yulín Cruz. Sólo muy al final en la campaña Alejandro García Padilla apeló a los votos más allá de los linderos de su partido. Los consiguió, en parte, pero no fue a base de compromisos escritos como los que se trabajaron en la campaña de Carmen Yulín para la Alcaldía de la ciudad capital. No obstante, consciente de que su triunfo se debió a votos de diversas procedencias, Alejandro García Padilla ha prometido posteriormente un gobierno de consensos y diálogo, de concertación nacional. Aquí también va quedando clara la lección: es preferible gobernar con un modelo colaborativo y con aportes de diversos sectores que a la manera tradicional.




Una lección a aprender del plebiscito de estatus

Cuando estudié estadísticas en State University of New York at Buffalo como parte de mis estudios doctorales, el libro de texto comenzaba así: “Las estadísticas no mienten. Lo que ocurre es que hay mentirosos que usan mal las estadísticas”. Una de las lecciones más importantes del plebiscito tiene que ver, específicamente, por cómo se han agrupado oficialmente los datos del mismo. El Presidente de la CEE haría bien en corregir el servicio que ha hecho la CEE de estos datos, siquiera haciendo disponibles para los ciudadanos ambas formas posibles de organizar los resultados y de calcular los porcentajes. Ya sabemos, por la experiencia de estos pasados cuatro años que los políticos y funcionarios del PNP son expertos en la tergiversación de la realidad mediante “trucos estadísticos”. Lo vimos en las estadísticas de la Policía, en las del desempleo y hasta en las relativas a la crisis fiscal. Ahora la prestidigitación estadística está muy presente en los datos que el PNP disemina sobre el plebiscito de 2012. Quizá habrá puertorriqueños ingenuos que se traguen la falacia de que la estadidad obtuvo el 61% de los votos en este plebiscito, que la estadidad triunfó, que fueron más los votos “estadistas” que aquellos de oposición a la estadidad. Cualquiera llegaría a esa conclusión equivocada si los datos se le presentan suprimiendo los votos en blanco emitidos por 468, 478 votantes del PPD. Dicha conducta masiva la pidió el propio partido vencedor de estas elecciones con el propósito de una expresión de voluntad política. Se promovió como una protesta masiva por lo que el PPD consideró como un terreno de juego injusto y desnivelado.

Hay que entender bien la diferencia. Los votos en blanco no son votos abstenidos. Los votos abstenidos nunca pueden contar porque no hay manera de saber la razón o causa que motivó la abstención: ¿Protesta?, ¿Falta de fe en el sistema? ¿Pura apatía? Contrario a la abstención, sin embargo, el voto en blanco puede tener un significado político conocido y publicado ampliamente como en el caso que nos ocupa. Es decir, los votos en blanco de cientos de miles de Populares son claramente votos de protesta contra el diseño del PNP del plebiscito y están entre los votos que todos sabemos son contrarios a la estadidad como oferta de estatus. La mayor parte podrían interpretarse como votos indirectos por el ELA territorial, ya que fueron precedidos de un “SÍ” en la primera pregunta. Sin embargo, el PNP los oculta y los elimina del cálculo porcentual, lo cual tiene el efecto real de robarles el derecho al voto a cientos de miles de electores. Y todo ello con la malévola intención de hacer ver, por malabarismo estadístico, que en este “plebiscito” fueron más los votos pro estadidad que los votos en contra de ella y para inflar artificialmente el voto anexionista hasta un “impresionante” 61%. Tal vez engañen por un tiempo a la prensa internacional, pero no van a engañar ni a los puertorriqueños inteligentes ni a los congresistas en Washington. Que lo haga el PNP se espera, pero que el Presidente de la CEE, Héctor Conty, y la mayoría de los partidos allí representados contribuyan al engaño es vergonzoso. Rectifique el señor Presidente de la CEE en la forma de presentar los datos, no vaya a ser que sea él el próximo en el turno de los regañados por los federales por violentar derechos.

El PNP siempre ha rehuido un plebiscito “estadidad si o no” pues saben que lo van a perder. Pero voy a reproducirles los datos oficiales del plebiscito en el formato de Estadidad Si o NO. Es muy fácil demostrar que, cuando consideramos los votos afirmativos por la estadidad, y los votos contra la estadidad, incluyendo entre éstos por supuesto, los 468, 478 votos en blanco que no se pueden interpretar de ninguna manera como favorables al PNP ni a la estadidad, los votos contra la estadidad representan realmente el 55% y los votos a favor de la estadidad sólo el 45%. En la parte izquierda de la tabulación aparece la forma de presentar los datos por la CEE y por el PNP, excluyendo del cálculo de los porcentajes los votos en blanco. En el lado derecho, como contraste, se presentan los datos y los porcentajes cuando sí se cuentan los votos en blanco de los Populares entre los votos contrarios a la estadidad. Es evidente que al suprimir arbitrariamente los votos en blanco todos los porcentajes se elevan artificialmente, para todas las opciones, debido a que el total de base es más pequeño.

Desprovisto de los trucos estadísticos del PNP, el plebiscito de 2012 arroja un porcentaje de apoyo a la estadidad que está 1.5 puntos porcentuales por debajo de lo alcanzado por la estadidad en la consulta de 1998 (46.5%). Ahora bien, en términos de números absolutos la estadidad, con sus 802, 179 votos, logró unos 74, 022 votos más que los emitidos por esa misma opción en 1998. Es decir, el único triunfo que puede reclamar el PNP es que logró aumentar los apoyos a la estadidad en más de 74,000 votos en un período de 14 años. ¡Vaya hazaña! La lección a aprender es sencilla: no se puede adelantar realmente ninguna causa política a base del engaño, la manipulación estadística ni a base de esculpir fantasías en las mentes de la gente con una “mayoría” realmente inexistente. Más temprano que tarde la artimaña PNP habrá de rebotarle en la cabeza como un bumerán. En un próximo artículo analizaremos otros ángulos de estas elecciones, sobre todo los que tienen pertinencia para los partidos pequeños.